miércoles, 11 de julio de 2012

1 año después


Parece mentira que haya pasado nada más y nada menos que un año desde aquel once de julio de dos mil once, día en que cumplí un sueño el cual llevaba persiguiendo a lo largo de los últimos cuatro años de mi vida. Y fue... Totalmente reconfortante. No pudo ser más perfecto. Fue uno de los conciertos más maravillosos que he podido presenciar en mi vida, no voy a decir el mejor porque gracias a (Dios) llevo muchos tras la espalda y muchos de ellos han marcado un antes y un después en mi vida, pero sí decir que fue uno de los más especiales, por toda la ilusión que conllevaba, a soñar siempre despierta imaginándome a mí en un concierto suyo, ver en primera persona a esa mujer que yo considero como mi diosa personal moviendo su cabellera roja/naranja/amarilla de lado a lado al igual que toda ella, puro nervio. Por supuesto no voy a dejar de lado a los dos bombones que tocan guitarra y bajo. Quizá un poco de desilusión fue el hecho no verles como eran antes, la primera formación, aquella con la que les conocí cinco años atrás, esa formación que, debido a lo que han tardado en pasarse por España, no he tenido oportunidad de disfrutar en primera persona pero que de todas formas... no le quitó el mérito alguno. Me lo pasé, mejor, imposible.

Ir ese once de julio a Madrid conllevaba nueve horas de autobús desde Barcelona, ciudad en la que resido, pero que al final acabaron siendo diez por todos los problemas que hubieron en el trayecto, personas que se montaron en el autobús que no les tocaba, atascos... ya sabéis... cosas de circulación.
Pero al fin, a las diez de la mañana pisé suelo madrileño y con ello los nervios que llevaba desde que compré la entrada, cuando recordaba los días que quedaban, días previos al viaje... aumentaron enormemente. Ir a ese estadio, al Palacio Vistalegre de Madrid conllevaba a compartir un sueño enormemente perseguido con personas a las que llevaba mucho tiempo conociendo y que, por motivos de distancia, no había visto una sola vez tan si quiera.
Las horas pasaban eternas, no recordaba una cola tan sofocante desde el primer concierto de Tokio Hotel al que tuve oportunidad de ir, en pleno julio, a treinta y cinco grados durante más de diez horas, con miles de personas a todos lados, sintiéndome afortunada por estar ni muy detrás ni tampoco muy delante de la cola, si no que todo a su justa medida, rociandonos crema solar y agua a montones, los de la compañía de telefonía Orange, muy majos todos, nos rociaban con agua helada en forma de aspersor desde unos bidones, nos proporcionaron paraguas enormes para grupos de tres/cuatro personas... todo perfecto. El tiempo pasaba, los nervios y la histeria iban en aumento.
Llegaba el momento en el que abrían las puertas, fue pura agonía, enserio, tener a mis cinco amigas cogidas en diagonal rodeadas por todos lados de gente que nos aprisionaban, una de nosotras se separó para saludar a una amiga, con ello la desesperación de no volverla a ver aumentó dado que la gente nos empujaba hacia adelante y dudábamos que la recuperásemos, pero al final volvió con nosotras. Entramos unidas, pasando por un control de seguridad para asegurarse que no llevábamos ni agua ni comida dentro del recinto y si llevabas botellas, te obligaban a quitarle el tapón. Facepalm.

Las horas y los minutos pasaban, llegaron los teloneros, Day Of Rising, poca atención les presté, como es normal, sólo quería que se apagasen las luces y que los primeros acordes de Taylor y Jeremy sonasen, que saliese Hayley a darlo todo y empezase todo POR FIN. El momento llegó, lloré, lloré muchísimo.

18 canciones, a cada cual más perfecta, miles de imágenes grabadas en mi mente, imágenes que hoy día al recordarlas todavía me estremezco, y dudo que logre olvidarlas en la vida, ojalá que eso no pase. No quiero olvidar un día tan loco pero tan maravilloso a la vez en mi vida.
Simplemente... decirles a Paramore GRACIAS, no puedo decirles nada más, me hicisteis MUY FELIZ esa noche, sólo espero no tener que esperar otros cuatro largos años hasta una segunda vez, ojalá y tengáis compasión de todos los españoles que viajamos desde toda España única y exclusivamente a veros en directo.


11 de julio de 2011; Palacio Vistalegre de Madrid; Paramore; INOLVIDABLE.


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